Normalmente cuando nos vemos en la necesidad de acudir al psicólogo es porque necesitamos ayuda, lo cual nos hace sentir vulnerables. Cualquier persona que siente que no van las cosas como deberían, o que tiene ansiedad, estrés, algún tipo de trastorno de personalidad o cualquier otra patología mental, muchas veces lo primero que quiere es sentirse escuchada.
Así mismo, cuando contamos confidenciales a un tercero, está demostrado que se establece un vínculo de confianza. Por este motivo, con el paso del tiempo y si las sesiones son habituales, no es de extrañar que algunos pacientes intenten establecer una amistad con su psicólogo o psicóloga.
En este nuevo artículo de Contigo-Psicología queremos hablar de la cuestión que titula este post. Sigue leyendo con nosotros y descubre lo que pensamos.
¿Es factible hacer amistad con mi psicólogo?
Como seres humanos que somos, es normal que cuando una persona nos cae bien podamos empezar a sentir una especie de cariño y unión y queramos estar más tiempo con dicha persona. Sin embargo, desde Contigo-Psicología consideramos que esto no es del todo conveniente. Le explicamos por qué.
En el código deontológico de cualquier terapeuta o psicólogo existen ciertas normas que, de no cumplirse, pueden terminar por perjudicar el servicio prestado. Es por ello que es mejor que el psicólogo ponga ciertos límites, aunque el paciente pueda sentir cierta frialdad o distancia.
El motivo por el que se deben marcar estos límites es porque, de no hacerlo, se pueden desdibujar las líneas entre el profesional de la salud mental y la persona que necesita su ayuda. Algo similar sucede en otras profesiones, por ello siempre conviene separar el trabajo de otros contextos, porque de no hacerse así pueden adquirirse vicios o confianzas que acaban derivando en consecuencias negativas.
Por ello, desde el inicio de las terapias, ambas partes deben tener claro que no se puede invitar a la otra persona a acudir a ciertos eventos o a simplemente tomar un café.
¿Y si ya existía amistad previa?
Otra pregunta relacionada con este asunto es si podemos acudir a un psicólogo que resulta que es nuestro amigo en la vida privada. La respuesta sigue siendo negativa. Si necesitas acudir a psicoterapia, lo ideal es que busques a un psicólogo totalmente ajeno a tu círculo y entorno. Aquí sucede lo contrario que en la anterior situación; si antes podíamos decir la terapia se vería perjudicada con una amistad creada durante el transcurso, aquí es la amistad previa la que contamina la psicoterapia a realizar, imposibilitando la neutralidad.
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En resumen, las relaciones entre psicólogos y pacientes deben ser estrictamente profesionales, lo cual no quiere decir que no exista empatía y comprensión.
Si sientes que necesitas ayuda psicológica y vives en la ciudad de Vigo o en sus alrededores, no dudes en ponerte en contacto con el equipo de Contigo-Psicología para que tengamos nuestra primera toma de contacto.